lunes, 16 de mayo de 2011

La maldad en los niños

El primero en introducir la maldad infantil en la literatura de Occidente fue Henry James, en la novela corta -al menos para la extensión habitual de las obras más señeras de James- "The turn of the screw", traducida al español como "Otra vuelta de tuerca". Hoy, cuando el suspense aderezado con toneladas de gore -la presentación estereotipada actual de la maldad- de niños y adolescentes constituye un género cinematográfico en sí mismo, y el de mayor interés para los contables de las productoras y los propietarios de los cines, la visión sencilla de James nos parece muy "naif". Los niños son capaces de fabricar más, mucha más maldad.

6 comentarios:

  1. Interesante publicación, es un tema que se trata poco la verdad, ¿qué te ha llevado a publicar esta entrada?
    No conozco la obra pero a qué créeis que se debe este interés por este género.

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  2. La sana imaginación de un niño es lo mejor que tienen a esa edad, luego se pierde la inocencia...

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  3. relacionado con esto que propones, es muy recomendable esta peli:

    ¿Quién puede matar a un niño?
    http://www.filmaffinity.com/es/film294646.html

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  4. El tema siempre me ha parecido interesante y morboso. Se supone que los niños son inocentes pero, ya que todos tuvimos infancia, sabemos que no siempre es así. A veces nos gusta ser malos.

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  5. Unha película que me impactou no seu día, na que un psicópata en potencia está representando por un neno (Macaulay Culkin) é "El buen hijo". No fondo, representa unha actitude moi habitual no ser humano ó longo da historia: machacar ó débil.

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  6. Curioso eso de que al niño se le presupone inocente. Una de las prácticas más celebradas de los jemeres rojos de Pol Pot, que entre 1975 y 1990 se cargaron más o menos el 20% de la población de Camboya, creando esas pirámides de cráneos que no se veían desde la 2ª Guerra Mundial, consistía en situar al borde de una carretera transitada a un niño-soldado de los suyos. Los jemeres también creían en la inocencia de los niños. El niño-soldado iba señalando personas según pasaban por delante, personas que eran ejecutadas de inmediato. Y así todos los días, en muchas carreteras y caminos. Puede que los niños sean inocentes, pero más o menos en la misma medida que los adultos. Como los adultos -aunque es cierto que no todos-, los niños-soldado jemeres, en otras circunstancias, se habrían comportado de otra manera. Quizás la diferencia con respecto a los adultos, en lo tocante a maldad, solo es cuantitativa, no cualitativa. Si así fuera... ¿son tan inocentes? O mejor: ¿éramos tan inocentes cuando fuimos niños? La inconsciencia, o la ignorancia, o ambas, ¿lo hacen a uno mejor? Dudoso, muy dudoso. Sócrates no lo creía. Hubieron de transcurrir más de dos milenios hasta que Rousseau se imaginó al "buen salvaje". Antes la cosa se enfocaba más hacia "salvaje" que hacia "buen".

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